El día martes, el gobernador de Corrientes, Gustavo Valdés, anunció en el discurso de inauguración de las sesiones ordinarias de la legislatura provincial que “no había más focos de fuego activos”. Desde su cuenta de Twitter, Valdés volvió a mencionar la situación de esta manera: “¡EXCELENTES noticias! Tras más de dos meses de sequía, volvió a llover en #Corrientes y la provincia ya no cuenta con NINGÚN foco de incendio activo”. Además, destacó el trabajo de bomberos y brigadistas.
Sin embargo, el secretario de Control y Monitoreo Ambiental del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, Sergio Federovisky, salió a corregirlo. El funcionario señaló que «muchos focos están activos, aunque controlados; pero no podemos decir que la cuestión terminó definitivamente”. Además, agregó que el Ministro Juan Cabandié había decidido que “permanezcan todos los medios aéreos y los brigadistas hasta la semana que viene, como mínimo», para evitar riesgos.
“Hay situaciones de latencia. El fuego retrocedió”, señaló Federovisky, y explicó que no se podría determinar que el riesgo estuviera anulado, por lo que se mantendría su actividad «hasta que no haya riesgo de rebrote”. Según el reporte diario de incendios del Servicio Nacional de Manejo del Fuego del día dos de marzo, en Corrientes los focos de fuego están: tres extinguidos, dos controlados, seis contenidos y uno activo. Este último del departamento Alvear I.
¿Qué hay después del fuego en Corrientes?
En los últimos días, Corrientes estuvo en agenda por el avance del fuego que no podía ser controlado. El 11% del territorio provincial quedó consumido, incluido el humedal más grande del país: los Esteros del Iberá. Este se vio afectado al menos en un 40% de su superficie. Además, el fuego tuvo un impacto en la flora y la fauna local, que en el mejor de los casos se vio obligada a abandonar su hábitat natural.
Si bien la situación es completamente distinta a semanas atrás, cabe preguntarse si podría haberse evitado gran parte del desastre. Desde el portal se mencionó que, pese a haberse conocido el contexto de sequía con anterioridad, ningún Gobierno provincial o nacional previó la situación actual ni la anticipó con un plan de contingencia. En 2020, el Senado de Corrientes rechazó la sanción del proyecto para una Ley Nacional de Humedales y en enero de este año quedó fuera de sesiones extraordinarias y perdió estado parlamentario.
El fuego parece estar controlado. En ese caso, ¿cómo se sigue? ¿Habrá políticas que piensen en la protección y recuperación de las zonas afectadas? ¿Quiénes diseñarán las futuras acciones relativas al cuidado de la tierra? ¿Es esta la oportunidad para que sea considerado el proyecto de ley de Humedales? Que la catástrofe no se repita no solo depende de las sequías, sino de la voluntad política para cuidar la tierra y los recursos naturales.