Según informó Mara Vaca desde radio La Ronda, «les productores vitivinícolas de la ciudad de Colonia Caroya, Córdoba sufrieron un duro golpe con la pérdida del 40% de su producción en esta temporada”. Esta realidad se viene denunciando hace más de 20 años en la zona. Y aseguran que «en marzo, mediante muestras de suelo en Tronco Pozo se confirmó que en la Colonia siguen aplicando herbicidas del tipo 2.4 D”.
Nota al Pie dialogó con Medardo Avila, miembro de la Red Universitaria de Ambiente y Salud ( REDUAS), quien explicó las consecuencias de estos productos químicos en la salud. «El 2.4 D es muy volátil, y es imparable». En tanto, según numerosos estudios realizados esta sustancia es cancerígena. «Todos los médicos de la zona me dicen que hay muchísimos cánceres», advirtió el especialista.
A su vez, Avila aseguró que «la gente muere de cáncer en la colonia por los agrotóxicos”. No obstante, respecto a esta situación destacó que «ya hay más de 400 pueblos argentinos que prohibieron fumigar cerca de la zona poblada».
Consultado sobre qué se puede hacer al respecto, Avila explicó que «depende de que los mismos vecinos se organicen y luchen por su derecho a la salud y al ambiente sano». En ese sentido, apuntó que «es posible, a pesar de que el agronegocio es muy poderoso y los gobiernos se someten a él».
Por otra parte, destacó la acción llevada a cabo en el Barrio Ituzaingo de Córdoba, un lugar donde «no se fumiga más gracias a la lucha de las madres de este barrio».
Las consecuencias en las plantaciones
Según el testimonios de les productores brindado en el informativo FARCO, «los agroquímicos que se utilizan para combatir malezas en cultivos extensivos provocaron daños en hojas y también en racimos sin formar». Además, aseguran que «se manifestaron en otros cultivos como tomates y paraísos».
En comunicación con radio La Ronda, Rocío, productora local dijo al respecto que «a partir del primero de octubre comenzamos a observar malformaciones en las hojas y por lo tanto una fructificación anormal que disminuye el rendimiento en un 40% dependiendo de la variedad».
Asimismo, los síntomas que ven año tras año «coinciden particularmente con el inicio de las precipitaciones y el inicio de las aplicaciones en otros cultivos en las parras que hay en las tazas». Por demás, la productora señaló que «hay otros árboles donde se observan los mismos síntomas como los paraísos y el viñedo particularmente, donde hay variedades que son muy sensibles».
La fumigación en otras regiones de Córdoba
Por su parte, la integrante de la Asamblea Ambiental de Cosquín, Mónica Conesa contó que en Cosquín se votó una ordenanza en consonancia con la ley provincial. Sin embargo, advierte que ésta «no se cumple, ya que el organismo de control sería la Secretaría de Ambiente, pero cuando dictaron la emergencia económica la sacaron del esquema de gobierno, es decir, no existe».
Asimismo, Conesa explicó que «el mayor problema lo presenta el campo perteneciente al grupo coreano KUMTE SA«. Este está enclavado entre cinco barrios muy poblados en el que cultivan soja, maíz y poroto. «Cuando pedimos informes a la Municipalidad la receta agronómica constató un cóctel de 2.4D, Atrazina y Glifosato», detalló la integrante de la Asamblea.
Por último, la ambientalista aclaró que por las pendientes del campo, todas las aguas de las vertientes y escorrentías desembocan en el Río San Francisco, un afluente del Cosquín. Así, aseguró que tienen denuncias penales por parte de la Fiscalía de Cosquín, pero que están «durmiendo en un cajón».