La provincia de Corrientes continua invadida por el fuego. Según un informe presentado el 18 de febrero por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), alrededor de 785.238 hectáreas resultaron afectadas. Esta semana, las cifras ya alcanzarían las 800.000, lo que equivale aproximadamente a un 10% del territorio correntino. Sin embargo, ante todo ese desastre sucedió algo -un milagro, dicen-, que representó una cuota de esperanza entre tanto dolor: las llamas arrasaron con todo, menos con un santuario del Gauchito Gil.
En el último mes, el fuego avanzó a un ritmo muy acelerado. Uno de los sitios afectados fue el pueblo de Paraje Galarza, ubicado a 120 kilómetros de la localidad de Santo Tomé. Allí, varias viviendas fueron perjudicadas. Sin embargo, cuando los bomberos lograron controlar las llamas, vislumbraron que una de las casas, un poste de electricidad y algunos árboles se habían incendiado. Excepto el santuario en honor al santo popular, que estaba intacto.
La foto que se viralizó la tomó un vecino del lugar. En ella, se ve claramente la típica garita del Gauchito Gil impoluta. La estructura roja, con velas, cruces y banderas del mismo color, parece colocada a propósito. Como si fuese una señal que se destaca en lo trágico de las cenizas.
¿Quién fue el Gauchito Gil?
La historia de origen del Gauchito Gil se circunscribe al norte argentino y, como toda leyenda, presenta algunos datos que no son muy certeros. Por ejemplo, están quienes sostienen que se llamaba Antonio Mamerto Gil Núñez. Sin embargo, otras personas señalan que en realidad era Antonio Plutarco Cruz Mamerto Gil Núñez. En lo que sí coinciden los relatos es que nació en Pay Ubre, un pueblo cercano a la ciudad de Mercedes, provincia de Corrientes.
Existen también diferentes versiones sobre quién fue específicamente. La primera, sostiene que este gaucho era un joven correntino que luchó en la Guerra de la Triple Alianza (guerra entre Argentina, Brasil y Uruguay contra Paraguay). A su regreso, fue reclutado por el Partido Autonomista para participar en la guerra civil contra el Partido Liberal. Sin embargo, aseguran que Gil desertó y como eso era considerado un delito, fue perseguido. Posteriormente fue capturado, colgado en un árbol y asesinado de un corte en la garganta.
Otro relato similar señala que en realidad el Gauchito Gil era un hombre que robaba a los ricos para repartir entre los pobres. También afirma que fue reclutado para combatir en la Guerra de la Triple Alianza, pero que desertó y, como consecuencia, fue perseguido y asesinado.
Por último, la tercera historia sostiene que Gil trabajaba en el campo y allí comenzó una relación amorosa con Estrella Díaz de Miraflores, una viuda adinerada dueña de la estancia. Pero dicen que a los hermanos de la mujer y al jefe de la policía local -quien estaba enamorado de Estrella- no les gustaba este vínculo.
Como la situación se tornó peligrosa, el gaucho decidió huir y se alistó como soldado en la Guerra de la Triple Alianza. A su regreso, la historia asegura que lo llamaron para luchar en la guerra civil contra el Partido Liberal, pero se negó. Por esta razón, resultó perseguido por les militares, siendo capturado y colgado en un árbol para luego matarlo.
El camino del santo popular
La leyenda menciona que luego de su captura un 8 de enero, el Gauchito Gil se dirigió al comisario que estaba por matarlo y le dijo: “No me mates, que ya va a llegar la carta de mi inocencia”.
Sin embargo, cuando su ejecutor le aseguró que de todos modos no iba a salvarse, Gil otra vez se refirió a la carta y le advirtió: “Vas a recibir la noticia de que tu hijo se está muriendo por una enfermedad. Cuando llegues, rezá por mí y se va a salvar, porque hoy vas a estar derramando la sangre de un inocente”.
Dicen que al llegar a su casa en Mercedes, el comisario efectivamente encontró a su hijo enfermo, rezó en nombre del Gauchito Gil y logró curarse. Por esta razón, el hombre volvió a donde estaba el cuerpo para pedirle perdón y darle un entierro adecuado.
Desde entonces, cada ocho de enero miles de visitantes acuden al santuario que se levantó en su honor, ubicado sobre la Ruta Nacional 123, a ocho kilómetros de la ciudad de Mercedes.
Tan solo este año, por ejemplo, en esa fecha alrededor de 300.000 mil personas se acercaron al santuario de Corrientes para dejar sus ofrendas en agradecimiento por los milagros cumplidos y la protección.
Creer y legislar
Si bien esta semana se registraron algunas lluvias, el fuego ya afectó humedales, pastizales, plantaciones y bosques nativos, así como cientos de animales en toda la provincia. En declaraciones con TN (Todo Noticias), el gobernador correntino, Gustavo Valdes, describió la situación como “caótica”. Expresó que la provincia “es un infierno” y reclamó “ayuda extraordinaria” para detener el avance del fuego.
Respecto al motivo de los incendios, el viceministro de Medio Ambiente de la Nación, Sergio Federovisky, en diálogo con Télam sostuvo que «el principal motivo es el cambio climático y la sequía. Que montan un escenario sobre el cual cuando aparece el fuego que puede ser accidental o intencional. Pero -siempre iniciado por la mano del hombre- resulta muy difícil de detener».
Por su parte, el Ministro de Medio Ambiente de la Nación, Juan Cabandié, se presentó este miércoles en el Senado nacional para referirse a cómo continúa la situación en Corrientes. Y ante la Comisión de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Cámara Alta, apuntó contra la quema de campos y el drenado de humedales. En ese sentido, Cabandié también le reclamó a les legisladores la sanción de la Ley de Humedales.
Aunque el Gauchito Gil sea el santo local al que se le adjudiquen los milagros y se crea que lo sucedido representa una esperanza entre el caos, los hechos ponen en evidencia que para encarar estas problemáticas se necesita responsabilidad gubernamental y políticas públicas concretas. Y para eso, sobre todo, se requiere de la decisión de discutir y construir desde una perspectiva que también sea ambiental.