El fútbol vuelve a tener a una estrella envuelta en situaciones de violencia de género. Esta vez el caso fue Mason Greenwood, jugador del Manchester United, a quien una joven de 18 años denunció por violación, agresiones y amenazas de muerte.
La joven influencer Harriet Robson compartió en sus redes una serie de historias donde podían observarse las agresiones. Además, en uno de los vídeos demostró que fue forzada a tener relaciones sexuales. “Para todos los que quieran saber qué me hace realmente Mason Greenwood”, escribió.
La promesa de Manchester United estuvo detenida durante tres días mientras se llevaba a cabo la investigación por parte de la policía y el último miércoles recuperó la libertad tras pagar la fianza.
Tomar cartas en el asunto
Tras los hechos, el club tomó la medida de apartarlo del equipo, con el que no entrenará ni jugará, sin hacer mayores declaraciones al respecto. Además, sus compañeros de plantel han dejado de seguirlo en redes sociales tras conocerse la denuncia.
Luego de que se viralizó la denuncia contra Greenwood, el diseñador de videojuegos EA Sports lo apartó del popular FIFA 22. A su vez, el socio oficial del equipo, Cadbury, adelantó que el goleador no aparecerá relacionado a ninguno de sus productos. Por su parte, la empresa estadounidense de ropa deportiva Nike suspendió su contrato con el jugador.
En la misma línea, la entidad inglesa anunció que los hinchas del Manchester United que posean la camiseta de Mason Greenwood podrán cambiarla por la de otro jugador del plantel.
El caso como punto de partida
El caso de Greenwood no es el primero en que un deportista exitoso se ve involucrado en situaciones de violencia de género. Sin embargo, sí es uno de los primeros en los que se toman medidas al respecto.
Las medidas tomadas en repudio del jugador sirven como ejemplo frente a situaciones similares vividas en distintos clubes del mundo. Por ejemplo, meses atrás en nuestro país, Daniela Cortés realizó una grave acusación contra Sebastián Villa, jugador de Boca Juniors pero no contó con el mismo apoyo.
La esposa del futbolista de Boca compartió en las redes unas imágenes en las que se la veía golpeada para denunciar el maltrato físico y psicológico que sufría por parte del jugador. Luego, otras mujeres acusaron también al colombiano de violencia de género en un caso que aún no tuvo sentencia.
Otro ejemplo es el de Ricardo Centurión, quien acaba de desembarcar en San Lorenzo y su llegada generó rechazo por parte de la agrupación feminista del club.
En 2017, el exRacing, Boca y Vélez, fue denunciado por una expareja por agresiones y amenazas. Así como también lo indagaron por abuso sexual en una fiesta en 2020. Bajo este contexto, la agrupación San Lorenzo Feminista, señaló que se trata de “un retroceso en el objetivo de construir una institución libre de violencia”.
A esto se le suma el caso del jugador de Atlético Tucumán, Junior Benítez, a quien se lo detuvo en el marco de una causa por violencia de género. El futbolista fue denunciado por su suegro en la Fiscalía de Lomas de Zamora pero ya recuperó su libertad.
En muchos casos, los clubes se escudan bajo la falta de sentencia de la justicia para no apartar a sus deportistas. En un mundo con una justicia lenta y con poca perspectiva de género, el rechazo a la violencia machista debe ser generalizado tanto desde la sociedad, como desde las empresas, entidades financieras, empleadores y el público.