El fenómeno natural “La niña” es caracterizado por la fluctuación de las temperaturas del océano en la parte central y oriental del Pacífico ecuatorial, asociada a cambios en la atmósfera. La pregunta que surge en la Argentina es: ¿Cómo afectará a las cosechas del país?
Se estima que dicho evento se mantendrá hasta el mes de marzo y especialistas ya alertaron sobre su impacto negativo en las cosechas de maíz y soja, que se estimaban récord este año.
«Tal cómo pasó hace un año, en diciembre, el enfriamiento presentó un repunte: es el valor más bajo que presenta la evolución de esta Niña», informó a la agencia de noticias Télam el consultor Alfredo Elorriaga, consultor de la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la entidad rosarina.
Este repunte del enfriamiento del Océano Pacífico y sin lluvias a la vista para la primera quincena se sumaron la presencia de un importante centro de alta presión y temperaturas que volverán a alcanzar valores extremos, indicó la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).
Los picos de altas temperaturas pronosticados y la falta de lluvia crean un escenario poco favorable para la producción rural. Además esta semana se alcanzarán temperaturas extremas que superan los valores normales del mes de enero.
Dicho escenario podría provocar «una pérdida aún mayor en los rindes potenciales de algunos cultivos», como el maíz temprano, advirtió la BCR, que aclaró que las lluvias de principios de año «no fueron suficientes para frenar el daño en el cereal».
El cambio climático como parte del problema
El Centro de Investigaciones de Recursos Naturales (CIRN) del INTA Castelar, en la provincia de Buenos Aires adelantó sobre el fenómeno la niña durante los últimos meses del 2021. El director, Pablo Mercuri, dijo que era clave para la producción saber cuánta agua disponible había en el suelo.
“Estamos viendo un cambio en las condiciones del clima y podemos estimar una ampliación de este ciclo de condición seca”, dijo además el director del CIRN del INTA Castelar.
Reconoció también en diálogo con Télam que se “incrementa la evapotranspiración y la pérdida de agua, especialmente, en la capa arable, en el horizonte superficial”.
Aseguró también que “desde 2003 se observa que las primaveras son deficitarias y se demora la salida del invierno”, y de allí, «esa percepción generalizada de que estamos siempre esperando las lluvias al inicio de la primavera para poder recuperar el agua almacenada en el suelo».
Peligran las cosechas de soja y maíz temprano
En las provincias de Santa Fe, Córdoba, Entre Ríos y Buenos Aires donde se sembró maíz temprano la situación es compleja: en la franja este del país se confirman pérdidas de rindes que van del 20 al 40%.
Es así que las expectativas de rindes van de 60 a 80 quintales por hectárea en los lotes con condición regular (que alcanzarían a cubrir costos de producción) y de 80 a 100 qq/ha en los que están en buenas condiciones.
Por otro lado, la soja requiere entre 50 a 80 mm más de agua para que no pierda potencial de rinde; y en las zonas menos beneficiadas por las lluvias, el desmejoramiento continúa.
Semanas atrás, Argentina tenía la posibilidad de volver a tener una campaña récord de maíz, superar por primera vez los 56 millones de toneladas, y acercarse a los 50 millones en soja.
Ahora, con la falta de lluvias y las temperaturas superiores a los 40°C, así como a las escasas reservas de humedad existente en los niveles profundos del suelo, se suma el fenómeno La Niña y un centro de alta presión en el centro del país que «ponen en jaque a la campaña gruesa», resaltó la BCR.