Las Guerras Mundiales fueron dos eventos bélicos que marcaron un antes y un después en la sociedad y en la economía del mundo entero y que repercutieron a lo largo del Siglo XX. No obstante, la historia de esta nota se ubica en la Primera Guerra Mundial y cómo los soldados dejaron los fusiles de lado y celebraron el Día de Navidad.
En la víspera del 24 de diciembre de 1914, a cinco meses del estallido de la Primera Guerra Mundial, sucedió lo que hoy es conocido como la “Tregua de Navidad”. Durante esa noche los soldados alemanes y británicos acordaron dar un cese a las hostilidades y, por un momento, bajaron las armas, compartieron la comida, conversaron y hasta disputaron un partido de fútbol.
Un cese durante la guerra
El invierno azotaba el frente de batalla. Las lluvias, las nevadas y las enfermedades se hicieron presentes. La guerra había comenzado a fines de julio de ese mismo año, mes en el que Alemania invadió Bélgica con el objetivo de llegar a París. No obstante, los ingleses, franceses y las situaciones climáticas pusieron trabas en esa meta e impidieron el avance de las tropas germanas.
Los motivos de la tregua son desconocidos. No se sabe si fueron las condiciones del tiempo, la nostalgia de los soldados (por estar lejos de sus familias en fechas tan significativas) el espíritu de las fiestas o el cansancio producido por una guerra que, a pocos meses de su inicio, ya había dejado miles y miles de muertos.
Según una carta del sargento britanico Bernard J. Brooks, en la tarde del 24 de diciembre, los alemanes se comunicaron en inglés y le dijeron a las tropas enemigas que “si no disparábamos, ellos tampoco lo harían”. A continuación dejaron las armas a un lado, encendieron un fuego y se sentaron alrededor para conversar.
La mañana de navidad
El 25 de diciembre, como cuenta el soldado britanico Willie Loasby en una carta a su madre, él fue el encargado de acordar la tregua con los alemanes. Loasby recorrió los 36 metros que separaban una trinchera de la otra, con el respaldo de sus compañeros por si algo salía mal, y confirmó el cese del fuego por ese día.
Walter Congrave, general britanico, no pudo estar presente en el suceso, debido a su alto rango y a que era considerado como un objetivo valioso, pero contó lo sucedido en esa fecha: “Ha pasado algo extraordinario. Esta mañana, un alemán gritó que querían una tregua de un día. Así que, con mucha cautela, uno de nuestros hombres se levantó por encima del parapeto y vio como un alemán hacía lo mismo”.
Además agregó lo que uno de sus subordinados le contó: “Uno de mis informantes me dijo que había podido fumarse un cigarrillo con el mejor tirador del ejército alemán, quien no tenía más de 18 años pero ya había matado a más hombres que 12 soldados juntos”.
El fútbol siempre presente
La rivalidad entre Inglaterra y Alemania en el deporte de la redonda nació principalmente por los conflictos bélicos y políticos a lo largo de la primera mitad del Siglo XX. De esta manera, se creó uno de los grandes clásicos europeos. No obstante, para 1914 esta rivalidad todavía no estaba consolidada en el deporte rey.
Por su parte el fútbol ya era popular y levantaba pasiones a lo largo de todo el mundo. Por lo que, además de compartir la comida, intercambiar cigarrillos y conversar, ese 25 de diciembre de 1914 se disputó lo que podría considerarse como el primer encuentro no oficial entre ambas selecciones.
Johannes Niemman, teniente alemán, cuenta en una carta que vio como un soldado apareció con un balón y a los pocos minutos ya estaba todo preparado para disputar el partido. Para armar los arcos se utilizaron cascos y, a pesar de que la nieve dificultó el desarrollo del juego, la pelota se puso en movimiento.
A lo largo de una hora, se olvidaron de la guerra y disputaron un encuentro de fútbol. No contaron cuántos goles convirtió cada uno, por lo que no se sabe quién fue el ganador de este primer cruce, pero tampoco es el foco de este evento.
Por último, y pese a la negativa de los altos mandos de ambos lados, afirman que esta tregua se extendió hasta las vísperas de año nuevo y se repitió en los cuatro años que duró la primera guerra.