El pasado 20 de diciembre se cumplió un nuevo aniversario de la denominada “Causa Justa”, nombre de la operación militar por la cual Estados Unidos invadió Panamá con más de 25 mil tropas. Decretado como día de Duelo Nacional por el Poder Ejecutivo, se realizaron diversos homenajes como así también marchas hacia la embajada de EEUU impulsadas por sindicatos panameños.
La operación, que fue publicada por la administración de George H.W. Bush como un acto de libertad para instaurar un gobierno democratico en el país, duró 42 días. Hasta 31 de enero de 1990, por lo menos de manera oficial, el gobierno estadounidense ocupó Panamá en pos de sus intereses geopolíticos.
Luego de 32 años, el hecho es recordado como la última invasión estadounidense en nuestra región en el marco de la Guerra Fría. En el país latinoamericano, por otro lado, sigue exigiendo por justicia para las víctimas.
LAS CAUSAS
El analista internacional panameño, Julio Yao, sostiene en su investigación “Para entender la invasión de Estados Unidos a Panamá” que en 1985 Estados Unidos presionó, a través del Consejo de Seguridad Nacional, al dictador Manuel Noriega con 3 objetivos: 1) Para que iniciara un ataque a Nicaragua 2) Para permitir tropas estadounidenses en Panamá a partir de los 2000 3) Para que la nación latinoamericana se alineará a la política exterior estadounidense.
Manuel Noriega, que hasta entonces había sido un estrecho colaborador de la CIA, se negó. Fue en ese momento que Noriega pasó a ser un enemigo público de la administración estadounidense. De ser una aliado estratégico para el país del norte, el derrocamiento de Noriega pasó a ser la excusa con la cual Estados Unidos buscó justificar la invasión.
Sin embargo, la maniobra que finalmente sucedió bajo el gobierno de Bush padre, como tantas otras veces en el largo historial de injerencia estadounidense, nada tenía que ver con la democracia. El país del norte buscaba, según revela un memorándum secreto que obtuvo Yao, mantener el control del Canal de Panamá al mismo tiempo que perseguía el objetivo de alejar cualquier otra influencia geopolítica del país hermano.
La campaña previa a la invasión, ejecutada desde la embajada estadounidense en Panamá en complicidad con los grandes medios de comunicación en EEUU, fue finalmente planificada. Operaciones encubiertas, sanciones económicas, la amplificación -que incluia también falsedades- de los delitos cometidos por Noriega e, incluso, un presidente paralelo financiado por los norteamericanos, fueron algunas de las medidas que formaron parte del plan de legitimación de una futura intervención.
LAS CONSECUENCIAS
La invasión a Panamá, que contó un impotente pero rápido repudio de los organismos internacionales, dejó graves consecuencias. En primer lugar, si bien los números de víctimas fatales cambian según la fuente, se estima que murieron centenares de personas, en gran parte civiles. Incluso, una asociación fundada por los familiares de los caídos, sostiene que el número de muertos es de 4000.
Diversas investigaciones, a su vez, coinciden en señalar que durante la intervención se cometieron crímenes de guerra perpetrados por militares estadounidenses. Violaciones, asesinatos de civiles en residencias, no asistencia médica de heridos o muertes de prisioneros de guerra, son tan solo algunos de los crímenes que condenan los tratados internacionales.
Por otro lado, gran parte de la infraestructura del país fue destruida, especialmente las casas de los sectores más humildes de Panamá. Se calcula que más de 20 mil personas quedaron sin un techo donde vivir producto del fuego norteamericano.
Finalmente, luego del derrocamiento de Noriega, quien fue enviado a prisión en EEUU, la instalación de un gobierno títere afín a los intereses norteamericanos permitió que los objetivos por los cuales la administración Bush había invadido Panamá se cumplieran.
En este nuevo aniversario, un país entero sigue esperando que se investigue todo lo sucedido durante la intervención estadounidense, algo que hasta ahora no ha pasado. El reclamo de justicia, especialmente por las víctimas, sigue vigente.