Desde el Club Santa Ana, de Monte Chingolo de la ciudad de Lanús, denuncian reiterados robos. Reclaman a las autoridades ser escuchades, ante los pedidos de protección para un lugar que nuclea 120 chiques de entre 6 y 14 años.
En diálogo con Nota al Pie, Segundo Risso, presidente del club explicó: “La semana pasada, estábamos por entrenar y nos dimos cuenta que nos robaron todo el cableado eléctrico”. Esto fue solo el inicio de las malas noticias porque luego vino algo peor.
“El martes cuando vamos al club nos encontramos con todas las puertas rotas. Nos robaron kits deportivos, nos rompieron las puertas, las rejas, nos forzaron las cerraduras. Sacaron otra vez el cableado eléctrico”, contó Risso.
Ante el primer robo, organizaron un campeonato de penales donde lograron juntar la plata y comprar todo el cableado nuevo. Pero el último hecho de delincuencia fue aún peor: “Nos mataron porque nosotros no recibimos ayuda de ningún lado. Hoy en día una puerta nos sale 100 mil pesos, y rompieron tres puertas”.
El presidente explica que el club se sostiene mediante colaboraciones, familias y allegades al lugar: “el club se levantó de la nada, eso antes era un basural”. Gracias al trabajo de vecines, padres y delegades el club fue creciendo y llegó a tener dos canchas, vestuarios y buffet.
El pedido al municipio de Lanús
Risso explica que todos los días busca la forma de levantar el club de nuevo. “Le pedimos al municipio cámaras, pero no solamente para el club, también para la plaza que está al lado, pasa mucha gente por ahí”.
La respuesta que les dieron desde el municipio de Lanús, no fue la que esperaban: “Nos quieren dar el botón antipánico pero es lo mismo que llamar al 911”, dice. Y agrega: “el tema es que estén monitoreando porque nosotros todos lo que estamos en el club trabajamos a la mañana. Pero el tema es al mediodía y a la noche, cuando el lugar queda desprotegido”.
Por otra parte, el presidente del club cuenta que el secretario de deportes del municipio de Lanús, Damián Sala, no lo atendió: “el secretario me mandó un mensaje tipo 10 de la noche diciéndome: ‘perdón, me colgué con vos, mañana te llamo’; y hoy tampoco me llamo”.
La tarea social de los clubes de barrio
Risso tiene en claro que el club no es solo ir a jugar a la pelota, “somos la primera contención de los chicos”, dice. También destaca: “Sacamos muchos chicos de la calle como todos los clubes de barrio. Un chico en la cancha en un chico menos en la calle, preferimos que estén en el club”.
“Cuando vi toda la situación me agarró una angustia porque sé lo que cuesta cada cosa. Nosotros, el viernes, cuando hicimos la fiesta de fin de año, metimos casi 500 personas. Porque el club es del barrio”.
“En plena pandemia nos juntamos los delegados, padres y hablamos con los negocios de acá del barrio y entregamos 280 platos de comida. Gente que por ahí no tiene para el velorio, hacemos campeonato y juntamos la plata. Remedios, gente que se les incendia la casa”
El trabajo detrás del club es mucho, y se hace en colaboración con mucha gente que está siempre dispuesta a ayudar. “Como todo club de barrio, no es que el de nosotros es especial, o sea para mi es especial. Pero todos los clubes de barrio estamos en la misma”, explica.
Para la gente del club la presencia del Estado es imprescindible: “debería estar más atento porque estamos sacando chicos de la calle para que no haya delincuencia, se deberían preocupar más. Se les enseña valores, el respeto al lugar a los profesores, a la familia. Hay que estudiar sino no juegan”.
Levantar el club de nuevo
Desde el martes, la gente del club no para de moverse para levantar otra vez el lugar. “Ayer miércoles, ya nos juntamos unos padres y soldamos las rejas. Las puertas no se pueden cerrar porque las partieron al medio”.
El desafío ahora es lograr conseguir las puertas que no funcionan: “Vamos a ver quien nos pueden donar, o cómo las podemos arreglar. Ayer por lo pronto se soldaron las rejas de nuevo, hicimos la electricidad así no más provisorio”.
Por lo pronto, las ideas son volver a hacer campeonatos, rifas y lograr reponer todo lo dañado. Sin embargo, como explicó el presidente son fechas en que las familias se toman un descanso para volver recién el año que viene.
“Detrás de una pelota hay vida”, concluye Segundo Risso. Cuenta además que el club tiene proyectos de crecer y sumar actividades para incluir a más gente de la comunidad.