Hace 38 años atrás, un día como hoy, nuestro país recuperaba la democracia y con ella el estado de derecho. Después de siete años oscuros de dictadura cívico militar, el 10 de diciembre de 1983 asumía la Presidencia de la Nación Raúl Ricardo Alfonsín, elegido por el voto popular a través de una elección democrática.
Durante muchos años este día se celebró todos los 30 de octubre, en conmemoración a la fecha de los históricos comicios; pero en 2007 la Ley 26.323 estableció como Día de la Restauración de la Democracia la fecha de la asunción de Alfonsín como hito fundacional del regreso al estado de derecho; en concordancia tambien con el 10 de diciembre de 1948 fecha en que la se aprobó la Declaracion Universal de los Derechos Humanos.
El objetivo de este día, de acuerdo a los fundamentos de la ley, es “promover, en todo el territorio nacional, los valores democráticos; y resaltar su significado histórico, político y social”.
Desde Nota al Pie celebramos los 38 años ininterrumpidos de democracia, y los 73 años del Día Internacional por los Derechos Humanos. Fechas para mantener siempre vivas en la memoria.
Los primeros pasos de la democracia argentina
Los antecedentes de la historia democrática de nuestro país se remontan a 1821, año en el que fue sancionada la primera ley electoral. Esta fue impulsada por Bernardino Rivadavia, y estableció el voto directo y voluntario para los hombres libres de aquel entonces.
Con la sanción de la Constitución Nacional de 1853 los derechos se ampliaron, pero el sistema electoral no se vio afectado. Así, en 1857 se sancionó la Ley 140. Esta buscaba regular el voto; pero continuó manteniendo el sufragio masculino; cantado (se expresaba a viva voz frente a los representantes legislativos); calificado (solo accedían quienes sabían leer y escribir); y voluntario para todos los hombres libres.
Recién en 1912, año en que se sancionó la Ley Sáenz Peña, comenzaron a darse algunas garantías en el camino hacia una democracia apenas incipiente. A través de esta nueva ley electoral se eliminó el sistema de voto cantado y calificado; y se estableció lo que hoy conocemos como “sufragio universal, secreto y obligatorio”.
A pesar de llamarse “universal” este sistema continuó limitando la democracia a unos pocos hombres porque excluía del mismo la participación femenina y el voto joven, derechos conquistados muchos años más tarde.
El 2 de abril de 1916 se celebraron las primeras elecciones presidenciales bajo la normativa de la nueva ley y resultó electo presidente, el representante de l a Unión Cívica Radical, Hipólito Irigoyen.
Pero esta primera conquista histórica, en la construcción de una democracia que fuera verdaderamente plena, se vio truncada en poco tiempo por el primer golpe militar.
Cronología de los golpes cívico militares
El 6 de septiembre de 1930 se inició en el país un periodo histórico de 53 años que estuvo signado por los vaivenes de seis violentos golpes militares; que vulneraron las instituciones y garantías constitucionales; y ejercieron el terrorismo de Estado a través de la desaparición forzada de personas, la tortura y la muerte.
Aquel día de 1930 el teniente general José Félix Uriburu derrocó la segunda presidencia de Hipólito Irigoyen; y dio comienzo al periodo histórico conocido como “la década infame” caracterizada por escandalosos fraudes electorales y atropellos militares a la institucionalidad del país.
El 4 de junio de 1943 un nuevo golpe militar al mando de los generales Arturo Rawson, Pedro Pablo Ramírez y Edelmiro Farrell derrocó al entonces presidente Ramón Castillo.
El 24 de febrero de 1946 la democracia volvió a recuperarse a través de las elecciones que consagraron como presidente a Juan Domingo Perón.
Al golpe del 43 le sucedió la llamada “Revolución Libertadora” de 1955 comandada por el general Eduardo Lonardi, por la cual Perón debió exiliarse, iniciándose en el país el período de proscripción del peronismo.
En 1962 un nuevo golpe sacudió las instituciones nacionales y destituyó al presidente constitucional Arturo Frondizi; y en 1966 el presidente Arturo Illia fue derrocado por el teniente general Juan Carlos Ongania.
El último golpe militar, el más oscuro y sangriento de la historia, ocurrió el 24 de marzo de 1976, cuando el terrorismo de Estado encarnado en las figuras de Jorge Rafael Videla, Emilio Massera y Orlando Agosti se apodero del país. Cercenadas todas las garantías constitucionales, comenzó el terror. Operaron con más de 500 centros clandestinos de detención; y cometieron las más perversas y aberrantes violaciones a los Derechos Humanos; dejando a su finalización 30 mil detenidos desaparecidos y alrededor de 500 hijes apropiades.
Aun hoy más de 300 de elles continúan privados de su verdadera identidad a pesar del arduo trabajo de recuperación llevado a cabo por Abuelas de Plaza de Mayo.
La restitución democrática
El 10 de diciembre de 1983, sin importar distinciones ideológicas o políticas, el pueblo argentino se volcaba a las calles a celebrar el regreso de la Democracia. La esperanza de un nuevo país nacía renovada en esa histórica jornada.
El juicio a las juntas militares por crímenes de lesa humanidad, ordenado el 15 de diciembre de 1985 por Decreto 158/83 del flamante presidente electo parecía ratificar ese camino.
Leyes de Impunidad
Sin embargo, las esperanzas de juicio y castigo a los responsables del genocidio cometido por la última dictadura militar duraron poco tiempo, en 1986 llegó la Ley 23492 de Punto Final por la que se estableció un plazo de treinta días finales para reclamar justicia sobre lo sucedido desde el 24 de marzo de 1976 al 10 de diciembre de 1983.
En 1987 el mismo gobierno sancionó la Ley 23521 de Obediencia Debida. Esta normativa estableció que los delitos cometidos, durante la dictadura militar, por los miembros de las Fuerzas Armadas cuyo grado estuviera por debajo de coronel no eran punibles. Se consideraba su actuación en virtud de la denominada “obediencia debida”; concepto militar según el cual los subordinados solo se limitan a obedecer las órdenes dictadas por sus superiores.
Más tarde llegaron los indultos del gobierno de Carlos Saúl Menem, una serie de 10 decretos sancionados en 1989 por los cuales se absolvía de culpa y cargo no solo a militares y civiles que habían cometido crímenes en la dictadura, sino que además incluía a los condenados en el juicio a las juntas.
Estas leyes vergonzosas fueron conocidas bajo el nombre de Leyes de Impunidad y permanecieron vigentes hasta 2005. Fue bajo la presidencia de Néstor Kirchner, en junio de 2005,que la Corte Suprema de Justicia declaró la inconstitucionalidad de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida. Esto permitió dar comienzo nuevamente a los juicios a militares; y la política de derechos humanos continuó bajo la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner.
En 2017 la Corte Suprema intentó aplicar la Ley 24.390 conocida como del 2×1 en el caso del represor Luis Muiña. Pero este fallo fue repudiado de inmediato por la sociedad civil y los organismos de Derechos Humanos, por lo que el 10 de mayo de 2017 se aprobó la Ley 27.362, que excluyó del beneficio del 2×1 a los condenados por delitos de lesa humanidad.
Democracia para todes
La conquista del voto femenino inauguró una nueva y reparadora etapa en la historia de la democracia argentina.
La Ley 13.010 más conocida como Ley Evita, en homenaje a Eva Perón su principal defensora e impulsora, se sancionó el 9 de septiembre de 1947 y otorgó el derecho político del voto a todas las mujeres del país.
La primera elección con participación femenina se produjo el 11 de noviembre de 1951. El Padrón Electoral pasó de 3 a 8 millones de personas.
La última y más reciente conquista en ampliación de derecho al voto se produjo en octubre de 2012 cuando se sancionó la Ley 26.774 a través de la cual una gran cantidad de jóvenes de 16 y 17 años pudieron ejercer este derecho en las elecciones legislativas de 2013.
Democracia,libertad y justicia social
Una verdadera democracia es la que incluye y respeta los derechos y libertades de todas las voces. En momentos donde se escuchan diversos tipos de discursos conservadores, bajo la fachada de liberales y libertarios, que reivindican algunas de las ideas intolerantes que le costaron la vida a muchas personas, es importante tener memoria y conciencia histórica.
La presidencia de Alberto Fernandéz es el décimo primer mandato consecutivo en los 38 años ininterrumpidos de democracia y derechos humanos. Aún resta mucho para alcanzar los verdaderos valores que los representan: libertad, justicia, pluralismo; y derechos y garantías para todes. Pero del mismo modo celebramos y defendemos la democracia y los derechos humanos como los principales pilares para vivir en una sociedad más justa, igualitaria y solidaria.