Andres Manuel Lopez Obrador, actual Presidente de México, celebró este 1 de diciembre su tercer aniversario como Jefe de Estado del país hermano. Frente a más de 150.000 personas, en un acto organizado en Ciudad de México, AMLO sostuvo que durante estos años de gestión se “sentaron las bases para la transformación del país”.
Tras intentarlo por más de 18 años, en diciembre del 2018, el dirigente mexicano accedió a la presidencia de su país. Ganó las elecciones por un amplio margen como candidato del Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA). En aquel momento, la victoria de Lopez Obrador, representó la ruptura con el bipartidismo mexicano que, con el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y el Partido de Acción Nacional (PAN), marcó la vida política del país con la alternancia en el gobierno por casi dos décadas.
El mandatario posee una popularidad de casi el 63% de imagen positiva, según diversas encuestas. En su discurso dijo que “estos tres años hemos demostrado que somos una gran nación libre y soberana, respetada y respetable para el resto del mundo, que lucha por la paz y que se encamina a ser una república justa, igualitaria, democrática y fraterna”.
Un balance de la 4T
La famosa “cuarta transformación”, consigna con la cual Lopez Obrador hizo campaña para acceder al gobierno, se relaciona con el deseo de realizar en México una profunda transformación estructural en el país. Las otras tres hacen referencia a momentos claves en la historia mexicana: la independencia (1810-1821), la reforma (1858 – 1861) y la revolución (1910-1917).
Después de tres años de conducir el Estado, en el balance del gobierno de AMLO se encuentran tantos puntos positivos como así también algunas deudas. Estas últimas respondan a problemas estructurales y se encuentran enmarcadas en la crisis del COVID 19. Aún así retrasan la posibilidad de alcanzar el horizonte de justicia social que el presidente desea.
En primer lugar, entre los puntos favorables a destacar, se encuentra la recuperación de la confianza del pueblo mexicano con la política. Según un informe de la CELAG, en abril del 2021, más de un 53% de la población afirmó percibir que en México se estaba llevando adelante un proceso de profundos cambios. En contraste con gobiernos anteriores, la recuperación de la confianza en las instituciones de la nación hermana permite fortalecer al sistema democrático. Algo importante en un contexto donde las crisis de representación son un peligro en varios países latinoamericanos.
Por otro lado, AMLO puede presumir una economía -en líneas generales- bastante ordenada a pesar de los desafíos que presenta su gestión post-pandemia y con una política de no endeudamiento.
En materia social, a su vez, se destacan el aumento al salario mínimo, la obras en infraestructura y la creación de diversos programas sociales. En términos políticos, el llamado a una consulta popular de revocación de mandato y la propuesta de reformas constitucionales son vistas como cambios sustantivos.
Sin embargo, el aumento de la pobreza, los altos números de femicidios, la cuestión migratoria y la persistencia del crimen organizado son problemas irresueltos para la vida del pueblo mexicano.
México y Argentina: un vínculo que crece
El gobierno de MORENA, en un marco de retroceso y deslegitimación de los organismos de integración regional, fue un punto de apoyo desde el inicio de la gestión de Alberto Fernandez en Argentina. El vínculo entre dos de las tres economías más grandes del continente fue en aumento a partir de diversas instancias compartidas por ambos mandatarios.
La colaboración en la producción de vacunas de Oxford-Astrazeneca; la acción conjunta para ofrecer asilo político a Evo Morales en el golpe de Estado en Bolivia del 2019; la posición compartida sobre la no intervención y el llamado al diálogo en Venezuela; la estrategia de fortalecer la CELAC como instancia regional y el respaldo de AMLO para nuestro país en las negociaciones con el FMI; son algunos de los visibles puntos de confluencia entre ambos Estados.
La relación entre ambos países, a su vez, resulta novedosa porque representa algo que no sucedía hace décadas: un México que mire, a pesar de la buena relación con EEUU, cada día un poco más al sur latinoamericano.