En el último tiempo, ha crecido una práctica quirúrgica considerada tabú entre los hombres: la vasectomía. Este procedimiento, ligado generalmente a la esterilidad, está lejos de generar este dramático síntoma. Por el contrario, sus efectos pueden resultar beneficioso para quienes lo realicen. Entre el 2015 (56 intervenciones) y el 2019 (683), el incremento alcanzó el 12% según datos del Ministerio de Salud.
Según comentó a Télam Mariano Cohen, Jefe de la Sección Andrología del Hospital de Clínicas (CABA), “estos datos hablan de un cambio cultural en favor de la igualdad, en el sentido de que el hombre se responsabiliza de la anticoncepción en la pareja para evitar que la mujer tenga que someterse a una cirugía compleja con anestesia general o tomar hormonas toda la vida”.
En ese sentido, el especialista explicó que la ligadura de trompas “no tiene lógica” como método contraceptivo permanente existiendo vasectomía. Con esta última se consigue el mismo fin de evitar futuros embarazos en una pareja, pero a través de una intervención ambulatoria de no más de 40 minutos. Resulta de baja complejidad, con anestesia local y reversible en el 80% de los casos.
Son ventajas de la vasectomía en relación con la ligadura de trompas que “el paciente se va el mismo día a su casa. Y, dependiendo de la actividad que realice, puede volver a trabajar como tarde al día siguiente”. Pero, además, “se utilizan menos recursos a nivel hospitalario”. Y, si bien todavía ocupa un quirófano, la tendencia es que la esterilización masculina pase a ser una práctica de consultorio como ya ocurre en los países más desarrollados.
El procedimiento médico
El acceso a la anticoncepción quirúrgica en sus dos versiones de ligadura tubaria o vasectomía, es un derecho en Argentina a partir de la sanción de la Ley 26.130 de 2006. Desde ese año, esta práctica se integró también al Programa Médico Obligatorio (PMO) con cobertura total.
“En la vasectomía se realizan dos pequeñas incisiones en el escroto para acceder a los conductos deferentes. Se los liga y corta por separado para que de esta forma los espermatozoides queden en los testículos y no lleguen al semen”, explicó Cohen.
Son requisitos ser mayor de edad para el pleno ejercicio del derecho a la salud y cuidado del propio cuerpo (es decir, tener 16 años o más según el Código Civil reformado), y firmar un consentimiento informado escrito. En cambio, no es necesario el consentimiento de la pareja, ni haber tenido hijas o hijos. Y en el único caso en que es necesaria una autorización judicial, es en el de personas que hayan sido declaradas incapaces mediante sentencia de un juzgado civil.
Entre quienes se presentan en el consultorio solicitando una vasectomía predominan las personas con estudios universitarios que ya tuvieron hijos, contó Cohen. “Se trata de un fenómeno vinculado con personas de alto nivel educativo que en un 98% de los casos viene con paternidad previa, pero llama la atención que haya un porcentaje que lo solicita sin haber sido padres”, relató.
Agregó que “la otra población que se hace mucho la vasectomía, además de quienes lo hacen para planificación familiar, es el paciente que se separa”. También ocurre mucho que las experiencias exitosas cercanas animan al entorno, por lo que “se opera un chico y los amigos vienen después”.
Mitos de esterilidad derribados
El especialista explicó que “hasta los 7 años después de haberse practicado la vasectomía, el éxito de la reversión “es muy buena, de alrededor del 80%”, pero ésta se reduce al 30% después de los 7 años “porque el procedimiento es diferente, más difícil”.
Entre los mitos que aún subsisten, se encuentra la creencia de que puede afectar la vida sexual o que es sinónimo de esterilidad. “Después de la operación, el paciente tiene que realizar cuatro días de abstinencia eyaculatoria. No por incomodidad, sino porque el eyaculado prematuro favorece que se reconecten espontáneamente los conductos, lo que ocurre en uno de cada 5 mil pacientes”, precisó.
Pero más allá de esta medida para resguardar la efectividad de la intervención, la vasectomía “no produce disfunción sexual. Y nadie puede darse cuenta por el eyaculado” que alguien se realizó la vasectomía. Tampoco afecta el deseo sexual o la forma en que se experimenta un orgasmo.