El sábado pasado, el Papa Francisco disertó en el IV Encuentro Mundial de Movimientos Populares. En él, reclamó la implementación de un salario básico universal y la reducción de la jornada laboral. «Trabajar menos para que más gente tenga acceso al mercado laboral es un aspecto a explorar con urgencia. Hay gente agobiada por el exceso de trabajo y otra por la falta del mismo», declaró. Y agregó que «cada persona en este mundo debe acceder a los más elementales bienes de la vida».
Además, el sumo pontífice dejó un mensaje para los gobiernos del mundo. «La distribución humana de los recursos es una lucha justa. Es tarea de cada gobierno establecer esquemas fiscales para que las riquezas de un sector sean compartidas sin que esto suponga un peso insoportable, principalmente en las clases medias», sostuvo.
En dicho encuentro, realizado en modalidad virtual, participaron referentes argentinos como Juan Grabois (Frente Patria Grande). También formaron parte integrantes de la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP), tales como Esteban ‘Gringo’ Castro, Gildo Onorato, Dina Sánchez, Norma Morales, Sergio Sánchez, Jacquelina Flores y Horacio Ávila, entre otros.
Sobre la deuda con entidades financieras y las vacunas contra el coronavirus
El Papa sugirió a los organismos internacionales «perdonar» las deudas de los países más pobres. «Quiero pedirles en nombre de Dios a los grupos financieros de crédito que permitan a los países pobres garantizar las necesidades básicas de su gente y condonen las deudas tantas veces contraídas contra los intereses de esos mismos pueblos», manifestó.
Por otro lado, Bergoglio dejó un pedido a los grandes laboratorios que fabrican vacunas contra el Covid-19. «Liberen las patentes. Tengan un gesto de humanidad y permitan que cada país, cada pueblo, cada ser humano tenga acceso a las vacunas. Hay países donde sólo tres, cuatro por ciento de sus habitantes fueron vacunados», señaló.
Otros pedidos de cara a la post-pandemia
Por último, el Papa Francisco le habló a las grandes corporaciones extractivas, mineras, petroleras, forestales, inmobiliarias y agro negocios para que «dejen de destruir los bosques, humedales y montañas, dejen de contaminar los ríos y los mares y dejen de intoxicar los pueblos y los alimentos».
En esa línea, el argentino también pidió a las grandes corporaciones alimentarias que «dejen de imponer estructuras monopólicas de producción y distribución que inflan los precios y terminan quedándose con el pan de los hambrientos».