Este martes 17 de agosto se cumplen 171 años del paso a la inmortalidad del Libertador de América. Por este motivo, Nota al Pie hace un recorrido por su historia. José Francisco de San Martín nació en Yapeyú, hoy provincia de Corrientes, un 25 de febrero de 1778. Fue el menor de cinco hermanos del matrimonio de Don Juan de San Martín y Gregoria Matorras. A sus 5 años, la familia San Martín viajó a España por un pedido de Don Juan para hacerse cargo del batallón de voluntarios españoles.
Se sabe que, a los 8 años, José de San Martin estudió en el Seminario de Nobles de Madrid. Allí aprendió latín, francés, castellano, dibujo, poética, retórica, esgrima, baile, matemáticas, historia y geografía. En 1789, con 11 años, ingresó como cadete al regimiento de Murcia. Tuvo una importante participación en guerras entre Francia y España y en el norte de África.
Su destacada actuación lo llevó a ascender rápidamente en los grados militares hasta llegar a ser segundo teniente. El 19 de julio de 1808 fue condecorado con la medalla de oro por su heroica actuación en la batalla de Bailén.
Más allá de estos logros, José de San Martín nunca olvidó sus orígenes. Es así que, en mayo de 1810, pidió el retiro del ejército español, motivado por la noticia de que en su tierra natal se había producido la Revolución de Mayo; y de que allí había un gobierno que planteaba cambios profundos.
Salió de Cádiz a Londres el 14 de septiembre de 1811; y en sus cuatro meses de estadía, se unió a la “Gran Hermandad Americana” liderada por Francisco de Miranda, un patriota venezolano que proponía liberar América con ayuda financiera de los ingleses. Además, descubrió el manuscrito “Plan Maitland” de Thomas Maitland, quien aconsejaba tomar Lima a través de Chile por vía marítima. Este texto lo tendría en cuenta para las ideas militares en su campaña libertadora.
“Cuando la Patria está en peligro todo está permitido, excepto no defenderla”
Al llegar a Buenos Aires el 9 de marzo de 1812 en la fragata “George Canning”, el Triunvirato le reconoció el grado de teniente coronel que tenía en el ejército español. En ese entonces, se le encargó la creación de un regimiento -el Regimiento de Granaderos a Caballo– para vigilar las costas del Paraná.
Estos se instalarían en el Retiro y vencerían por primera vez a los españoles en febrero de 1813 en el combate de San Lorenzo; donde el sargento Juan Bautista Cabral le salva la vida a José de San Martin. Pero… ¿por qué el padre de la patria decide pelear contra España?
La respuesta a esa pregunta es que San Martín nunca olvidó sus raíces; y eso lo llevó a defender a la actual Argentina y su independencia. Apenas llegó a Buenos Aires fundó, junto a Carlos de Alvear, el grupo masónico logia Lautaro, que se organizó para impulsar la liberación de toda Hispanoamérica.
En 1814, San Martín fue nombrado jefe del Ejército del Norte, relevando a Manuel Belgrano. Esto desencadenó el cambio de rumbo de la estrategia militar: sorprenderían al ejército realista no desde el Alto Perú; sino desde Chile, para luego llegar por mar a Lima.
Argentina, Chile y Perú: “Si somos libres, todo nos sobra”
A comienzos de 1814, el Cruce de los Andes fue concebido. Cuando partió rumbo a Santiago, José de San Martín sabía que del otro lado lo esperaban tropas españolas que pretendían impedir el paso del Ejército de los Andes. Por esta razón, utilizó diferentes tácticas de distracción. Entre ellas, dividir sus tropas en seis frentes: dos ingresaron a Santiago de Chile por el norte, otros dos por el centro y dos por el sur.
Este avance sorpresa permitió el triunfo de la cuenca de Chacabuco y el posterior triunfo en la batalla de Maipú. La independencia de Chile fue declarada en 1818. Tras el triunfo, se dirigió a Buenos Aires a pedir más fondos para la expedición del alto Perú, último tramo de la liberación hispanoamericana; una vez conseguida una parte de los fondos, le pidieron que ponga a disposición del poder central el Ejército de los Andes para intervenir en la defensa de la ciudad, pero se negó y retornó a Chile.
En septiembre de 1820, comenzó a sitiar Perú. Con el repliegue de las tropas realistas, hizo su ingreso a Lima en julio de 1821, donde fue declarado “Libertador y protector de Perú”. En un contexto debilitado y sin el apoyo de Buenos Aires, San Martín decidió hablar con el líder del ejército independentista americano, Simón Bolívar, quien alcanzó rotundos triunfos en Venezuela, Colombia y Ecuador.
Este encuentro tuvo lugar en julio de 1822, en Guayaquil. Poco se sabe de lo que conversaron en aquella ocasión; pero lo cierto es que, luego de este cónclave, San Martín se retiró del mando del Ejército contra los realistas en Perú y su relevo fue asumido por el propio Bolívar. Éste terminaría de imponerse contra el poder español en la batalla de Ayacucho, en 1824. 12 años después de su retorno a América, la independencia del continente estaba asegurada.
El exilio del General San Martín
Luego de la liberación de los tres países, el Padre de la Patria parece tener problemas con Simón Bolívar. Tras aquel encuentro, las tensiones entre ambos eran evidentes. El general decidió irse a tierras europeas y quienes gobernaban en Buenos Aires no le perdonaban que se hubiera negado a participar en la defensa de la capital. San Martín no quería disponer de sus hombres para seguir derramando sangre, lo que lo llevó a una condena social dentro de la élite.
En 1824, el general ya estaba asentado en Londres, ya que su prioridad ahora era la crianza y educación de su hija Merceditas. En su estadía en el país europeo, se reunió con algunos funcionarios de Bolívar para poder tener un poco de información de lo que sucedía en su país natal.
Sin embargo, esos encuentros no fueron gratos, ya que Alvear y Rivadavia comenzaron a difundir rumores para desprestigiarlo. La situación financiera de San Martín lo llevó a retornar a Buenos Aires para poder hacer algunos negocios que conllevaban trámites burocráticos. Los tiempos políticos en nuestro país se consolidaban con el gobierno de Rosas.
Sus últimos años de vida fueron en la ciudad de Boulogne-Sur-Mer, en Francia, donde compartió tiempo con su hija y sus nietas. Luego de una intensa agonía con su enfermedad, el sábado 17 de agosto de 1850, pasado el mediodía, el Padre de la Patria partió de este mundo dejando países libres; y el recuerdo de su figura como el general que luchó por el pueblo hispanoamericano.