En Lago Barreales, en la provincia de Neuquén, se encuentra el Parque geo-paleontológico Proyecto Dino. Allí se han encontrado fósiles de dinosaurios herbívoros y carnívoros, como así también de plantas, convirtiendo al lugar en un sitio de gran importancia científica. También funciona el Centro Paleontológico Lago Barreales (CEPALB), que depende de la Universidad Nacional del Comahue (UNCOMA).
Estas tierras pertenecen a la comunidad mapuche Paynemil, quienes dieron la autorización para realizar las excavaciones e instalar el museo. Además, cuentan con la aprobación de la Dirección Provincial de Patrimonio Cultural.
Nota al Pie viajó en el tiempo junto al Dr. Jorge Calvo, geólogo especialista en paleontología, para conocer cómo eran y cómo vivían los dinosaurios hace nada más ni nada menos que 90 millones de años atrás.
Excavaciones actuales
En estos momentos, un grupo de geólogos y paleontólogos se encuentra trabajando contra reloj para poder recuperar los fósiles antes que suba el nivel de agua del Lago Barreales. Están ubicados en la costa norte del lago. El Dr. Calvo explicó que están extrayendo dos ejemplares, uno adulto, de una longitud de 30 metros, y uno juvenil, de unos 15 a 20 metros de largo.
Si bien no se puede determinar a simple vista de qué especie se trata, los indicios demuestran que podrían tratarse de un Futalognkosaurus. Esto se debe a que en ese sitio existe una formación geológica que pertenece al Período Cretácico. A unos 800 metros de las actuales excavaciones, se ha encontrado un fósil de dicha especie de dinosaurio.
El entrevistado comentó que, hasta el momento, no puede determinarse si se trata de machos o hembras, ya que por lo general no se obtiene el esqueleto completo, y lo que se encuentran son huesos aislados. “En los humanos es diferente porque hay mucho material para analizar. Por ejemplo, varía el tamaño del cráneo entre hombres y mujeres”, añadió.
Además, detalló que en una excavación realizada en Estados Unidos encontraron unos 20 ejemplares juntos. Allí sí se pudo determinar el sexo porque algunos cráneos tenían cuernos y otros no.
Futalognkosaurus
Se trata de una especie de dinosaurio herbívoro, de la familia de los saurópodos. Esta familia está formada por animales de cuello largo, cabeza chica, patas muy gruesas y cola robusta. Se los puede recordar de Jurassic Park, aquellos braquiosaurios o “vegetasaurios”, que habitaban lo que hoy es Estados Unidos.
El geólogo explicó que vivían de forma gregaria, es decir, en grupos; y se desplazaban en manada como los elefantes. Los más pequeños se ubicaban dentro del grupo, y los adultos a los costados.
Eran muy grandes, de unos 30 metros de longitud. Se alimentaban de las hojas altas de los árboles, a las cuales podían llegar gracias a sus largos cuellos. Tenían dientes tipo lápices, muy finitos, con lo que podían agarrar solamente las hojas, sin romper las ramas. La digestión era muy buena.
Convivían con unos dinosaurios carnívoros llamados, Megaraptors. Estos eran de la familia de los tiranosaurios. Tenían grandes garras de unos 45 cm de largo y eran más pequeños que los Futalognkosaurus, ya que alcanzaban unos 6 metros de largo. Atacaban en manada al igual que los leones.
En esa zona también vivían con otros vertebrados como cocodrilos, reptiles voladores y también con peces y tortugas. “Todo esto sucedió hace 90 millones de años. Lo más novedoso aquí también es la presencia de plantas asociadas a los dinosaurios. Se trata de plantas angiospermas, que son las plantas con flor”, agregó el investigador y docente de la Universidad Nacional del Comahue.
Proyecto Dino
El Dr. Calvo comentó que apenas a 90 kilómetros de la capital neuquina se encuentra una ventana al pasado. Se trata del Centro Paleontológico Lago Barreales (CEPALB), que depende de la Universidad Nacional del Comahue. Allí funciona Proyecto Dino, con el objetivo de rescatar de la roca a todos los dinosaurios y otros restos de animales y vegetales que habitaron la zona del Lago Barreales durante el Período del Cretácico Superior.
El trabajo que realizan implica la extracción, preparación, estudio y exposición de los fósiles encontrados en el mismo sitio. Además de fines científicos y educativos, este lugar es de especial interés para el turismo. Se pueden visitar las excavaciones, convertirse en paleontólogues por un día, además de aprender sobre dinosaurios.
Para el entrevistado, “este sitio paleontológico que tenemos aquí en Lago Barreales es una ventana al pasado: nos permite encontrar en un hueco flora y fauna conviviente. En otros sitios suele pasar que se encuentra un esqueleto aislado, pero acá podemos ver un paisaje entero. Esa la importancia de este sitio”.
Actualmente, el Museo de Geología y Paleontología del Proyecto Dino no puede ser visitado, ya que al depender de la UNCOMA, se encuentra cerrado, al igual que dicha institución.
Desarrollo paleontológico
“No hay fondos para la paleontología”. Así de cruda fue la respuesta del Dr. Calvo frente a la pregunta de la situación en el país de esta rama de las ciencias biológicas. “Es cultura y ciencia, y nadie quiere invertir. En Proyecto Dino no tenemos presupuesto”, agregó.
Explicó que sus ingresos se deben al turismo, por lo tanto desde marzo del año pasado el personal no cobra su salario. Además, hay quienes trabajan ad-honorem, como este geólogo que dona parte de su sueldo para financiar el trabajo de investigación.
“Ante la situación de hambre que se vive en el país, es entendible que un dinosaurio no da de comer. Pero hay que reconocer que el paleontólogo genera un recurso patrimonial turístico para el futuro también, y eso no se toma en cuenta”, reflexionó al finalizar la entrevista.
Sin dudas, el trabajo del paleontólogue se trata de viajar al pasado para dejarle algo al futuro.